Iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos
«La iglesia románica de Sta Eufemia de Cozollos ( S.XII ), monumento histórico-artístico nacional desde 1931, es uno de los enclaves más importante de la ruta del románico español. Único vestigio de lo que fuera Real Monasterio de Frailas Comendadoras de Santiago, está situado al norte de la provincia de Palencia, en el término de Olmos de Ojeda, en la carretera comarcal 627 Burgos-Potes, dentro de la finca privada de agroturismo denominada «Granja Santa Eufemia»:
La familia propietaria de dicha iglesia viene cuidando con esmero desde hace 4 generaciones tan preciada joya arquitectónica conservándose ésta en perfecto estado. Al contrario de lo que generalmente sucede, esta iglesia no está en manos privadas a causa de las leyes desamortizadoras de Mendizábal, ministro de Isabel II que despojó a la Iglesia española de muchas de sus posesiones, sino por trueque de las frailas Comendadoras, que dieron el Monasterio a cambio de fincas en Toledo, donde se hallaban desde que marcharon en los comienzos del S. XVI.
Fue abadesa de dicho monasterio Doña Sancha Alfonso, reina de León durante 47 días, y que abdica en favor de su hermano Fernando III El Santo, uniéndose así Castilla y León. Tía de Alfonso X, el Sabio, el rey de las «Cantigas a Santa María», fue hija del rey de León -Alfonso IX y de la infanta Doña Teresa de Portugal. Muere Doña Sancha, en olor de santidad en el año 1270 y es enterrada en el sepulcro a la izquierda del crucero, adornado con espada con venera y leones y flores de lis En el año 1503 las Comendadoras se trasladan al Convento de Santa Fé el Real, en Toledo. El 10 de Mayo de 1608, D. Juan de Aguilar y Rebolledo traslada el cuerpo incorrupto y venerado de la infanta D. Sancha desde el Monasterio de Santa. Eufemia al de Santa Fé el Real, con licencia de nuestro rey Felipe III . En el interior de la iglesia, además del sepulcro ya citado, se halla al lado derecho del crucero el enterramiento de un caballero cruzado. Hay otros dos enterramientos en el suelo, uno de ellos de otro cruzado , quizás de la Casa de Aguilar».
Situada en una fértil llanura en plena comarca palentina de La Ojeda, el antiguo monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos se ubica a una quincena de kilómetros al suroeste de Aguilar de Campoo, muy cerca de la localidad de Olmos de Ojeda, a cuyo término pertenece.
Las primeras noticias documentales sobre el cenobio de Cozuelos (también conocido como Cozollos) se remontan a mediados del siglo X, cuando aparecen varias donaciones a favor del monasterio de San Cosme y San Damián de Cozuelos.
Poco tiempo después, y ya bajo su actual advocación de Santa Eufemia, iría ganando importancia al ser integrados entre sus dominios varios cenobios menores y particulares del entorno.
A finales del siglo XII el rey Alfonso VIII, tras intercambiarlo con el Obispado de Burgos por el monasterio de San Pedro de Cervatos, donó Santa Eufemia de Cozuelos a la orden de las Comendadoras de Santiago, dependientes de la Encomienda de Uclés.
El hecho de que la mayoría de las religiosas allí retiradas procediesen de los más influyentes linajes nobiliarios castellanos -familia real incluida- favoreció que el cenobio de Cozuelos fuera colmado de donaciones y privilegios, convirtiéndose en uno de los centros espirituales de mayor importancia del norte castellano.
Ya en 1502 y por orden de la reina Isabel la Católica, la Orden de las Comendadoras de Santiago fue trasladada al convento toledano de Santa Fe, quedando abandonado Santa Eufemia de Cozuelos hasta que fue a parar a manos privadas, siendo hoy en día la familia Díaz Bustamante quien, además de conservarlo magníficamente, lo han convertido en un elegante y multifuncional centro de turismo rural.
La iglesia
La iglesia, único resto conservado del antiguo monasterio, fue levantada en buena sillería arenisca, presentando una única nave de dos tramos abierta a un crucero cupulado marcado tanto en planta como en alzado que, a su vez, abre a una cabecera de triple ábside semicircular, siendo el central más alto y ancho que los laterales.
La mayoría de especialistas ha acabado por concluir que la iglesia de Cozuelos responde a tres fases bien diferenciadas: una primera de la primera mitad del siglo XII que se correspondería con la cabecera; una intermedia de la década de los sesenta o setenta del siglo XII en la que se erigiría el crucero, el cimborrio y se sobreelevaría el ábside central; y una última fase ya entrado el siglo XIII en que se completaría la obra con la construcción de la nave.
Al exterior, de los tres ábsides destaca el central, articulado por dos potentes contrafuertes que delimitan los tres paños, cada uno de ellos abiertos mediante ventanales de medio punto con guardapolvos ajedrezados y capiteles decorados con motivos vegetales (palmetas y acantos) y animales (águilas con alas desplegadas y leones afrontados)
Al costado sur se abre la que hoy viene a ser su portada principal y que, en origen, funcionaba como acceso de la iglesia al desaparecido claustro.
Queda resuelta mediante dos arquivoltas apuntadas decoradas con elegantes motivos vegetales la exterior, y con un esquemático zigzagueado la interna.
Descansa sobre columnas de prominentes basas y cuyos capiteles, claramente influidos por el cercano monasterio de San Andrés de Arroyo, despliegan una minuciosa ornamentación vegetal, siendo de destacar una de las cestas en la que se distinguen dos magníficas arpías enfrentadas.
El hastial occidental queda delimitado por dos grandes contrafuertes. En él, bajo una espadaña triangular típica de la zona y a un gran ventanal de medio punto también de raigambre andresina, se abre una segunda puerta de acceso muy sencilla y protegida por un tejaroz de factura posterior.
Al interior, cubre la nave mediante bóveda de crucería; mientras que tanto el tramo recto presbiterial que antecede al ábside central, como los brazos del crucero, quedan resueltos mediante cañón apuntado.
Los tres ábsides, abovedados en cuartos de esfera, comunican con el crucero a través de arcos triunfales apuntados. Una de las particularidades de los citados ábsides es su austeridad, ya que todos los ventanales de iluminación se muestran al interior como meros vanos de perfil de medio punto, sin ningún ornato de molduras, arquivoltas, guardapolvos o columnas.
Uno de los elementos más singulares del conjunto de Santa Eufemia de Cozuelos es su airosa cúpula, levantada en la intersección de la nave y el crucero.
Apoyada sobre los cuatro arcos torales, se eleva pasando de una superficie cuadrangular a una semiesférica a través de cuatro trompas angulares, enriquecida cada una de ellas en su arranque mediante esculturas de los evangelistas. Entre ellas, se abren los pequeños vanos de iluminación.
Muy llamativo resulta el hecho de que la nave y los brazos del crucero comunican entre sí a través de pequeños pasadizos abovedados en cañón, una particularidad prácticamente única en Cozuelos y que, según los especialistas, respondería a motivos litúrgicos.
Los capiteles interiores de Santa Eufemia de Cozuelos vuelven a poner de manifiesto las tres fases en que fue construida la iglesia. Por la zona de la cabecera, la de mayor antigüedad, destaca un capitel de leones afrontados entre personajes y motivos vegetales que estilísticamente hay quien lo ha emparentado con San Martín de Frómista y talleres cántabros como el que trabajó en la Colegiata de San Pedro de Cervatos.
De la fase intermedia vendrían a ser las citadas esculturas de los evangelistas en las trompas, así como los capiteles de los soportes que delimitan el crucero. Entre ellos, destacan varias cestas vegetales y una en la que se identifica el episodio de Sansón desquijarando al león. También es interesantísmo la cesta de volutas superpuestas rematadas por la cabeza de un obispo con mitra y báculos flanqueado por dos cabezas humanas de largos cabellos y barbas en triángulo.
La mano de estos artífices intermedios ha sido puesta en relación con el monasterio de Aguilar y, especialmente, con los capitles de la puerta de Moarves de Ojeda.
Por último, los capiteles de los fajones de la nave, ya más tardíos, presentan cestas de riquísima ornamentación vegetal claramente influidos por repertorios ya ensayados en el cercano monasterio de San Andrés de Arroyo.
En los brazos del crucero encontramos dos interesantes sepulcros escultóricos: uno anónimo en el brazo sur y, mucho más interesante, el que en el brazo norte fue concebido para albergar los restos de Doña Sancha Alfonso, hija del rey Alfonso IX de León.
Precisamente sobre las jambas de la puerta del brazo meriodional del crucero puede apreciarse una inscripción en la que se lee «IOANES Y NICOLAO ME FECIT».
Por último, en la estancia añadida al costado norte de la iglesia ha sido instalado un interesantísimo lapidario compuesto por distintas piezas escultóricas medievales, principalmente procedentes de desaparecido claustro con que contó el monasterio. De entre todas, destaca un soberbio capitel que presenta el tema de las Tres Marías ante el Sepulcro de Cristo, y otro con un dragón alado emparentado con repertorios conocidos en el monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo.
Junto a ellos, pueden admirarse igualmente numerosos restos de dovelas fragmentadas, piezas de carácter funerario, e incluso elementos prerrománicos anteriores procedentes de la primigenia construcción, destacando varias piezas de decoración vegetal, así como una cesta en el que aparecen dos toscos angelitos que portan unos jarros.
También la actual mesa de altar está conformada a base de capiteles del antiguo claustro, siendo numerosas las piezas que, tanto en los propios muros de la iglesia como incluso en construcciones vecinas, fueron reaprovechadas de los restos del claustro.
(La mayor parte del texto del artículo:/José Manuel Tomé) Información y parte fotográfica de «www.arteguías.com», y de otras fuentes de la WIKIPEDIA.